lunes, 28 de marzo de 2011

Steiner, el consuelo del maestro

Un desastre nuclear consumado y una guerra en marcha. Para conservar la cordura, la voz -porque tan clara es su prosa que se oye- del maestro George Steiner. Su biografía Errata, el examen de una vida.



Ya el título, con su sugerencia de equivocación, de ausencia de dogmatismo, pero también de paso errante, depura el acierto. Dentro, no una mera sucesión de hechos o un inacabable ejercicio de memoria, sino apenas 200 páginas donde el intelectual examina al ser humano y viceversa, pues no se puede llegar a la excelencia sin un básico sentido común.

Nadie ha dicho nada más grande y exacto sobre Shakespeare como que éste puede ser 'desigual, confuso, desastroso, inferior a sí mismo, como la propia naturaleza humana...' Sana envidia de un erudito que es capaz de contarnos la percepción de que somos mortales extraída de Racine y, al momento, encontrar la equivalencia en la última mirada a nuestro perro antes de que lo sacrifiquen. '


Tras casi 80 años de vida, confiesa que a veces fantasea con que el mundo es la pesadilla transitoria de un dios durmiente que, al despertar, acabará 'con el grito del niño, el silencio del animal apaleado'. Heidegger, aquel insensible dictador del pensamiento, señalaba que 'el que piensa grandemente debe equivocarse grandemente'. Y tanto. Steiner es un demócrata y por eso nos advierte que los que piensan 'en pequeño' (ese narcótico) pueden equivocarse grandemente. Otra guerra consumada incluso antes de haber acabado, un nuevo desastre nuclear en marcha en algún sitio. Pensar, pensar hasta no ser, en la tragedia, inferiores a nosotros mismos.